Sentía los latidos de mi corazón
en aquella rosa marchita
que esperaba una canción de medianoche
el diálogo entre la brisa y el viento
presagiaba la envoltura de la piel y espíritu
describían epitafios de futuros abandonos de cuerpos
sin estar aquí,ni allá
la confusión y la desilusión caminaban
sin rumbo fijo, con miradas perdidas en el espejo
la voz del espíritu redujo su poder de convocatoria
el trueno fuerte callaba al poco silencio
vestido de almanaque
la luz encendia la flama de la muerte
porque el mañana se quedó atrapado
en los llantos del pasado
La marcha fúnebre dejaba rostros sin carne y esqueletos vostesando
la frialdad, el calor, el dolor de la agonía
de los deseos de continuar
en el jardín del mago del sombrero negro
se me cierran las puertas
las cuencas están vacías
los sueños huyen
los sonidos inalienables se paralizan
la corte de los juicios rompen sus veredictos
culpables y no culpables anuncian
sus nuevas creencias
los dioses como siempre se pelean
jamás tenemos la certeza de quien se
queda con el trono o la corona de espinas
veo el reloj es hora que caiga el último
grano de arena
ha llegado la desicion
blanco o negro.
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