Solo sesenta segundos quedaban
la muerte o la eternidad me esperaban
como poder expresar aquello que guarde
por tantas centurias
sentados frente a mi estaban los sueños no cumplidos
las travesias no completadas
los espejos y sus infinitos reflejos
el silencio callado que habla
la quietud de un movimiento imperceptible
las ruinas de lo que fue
las edificaciones de lo que sera
la luna durmiendo en uno de sus cuartos
el sol derritiendo un anhelo humedo
la noche vestida de Afrodita
la oscuridad escondiendo su lujurioso deseo
el cosmos esperando mi confesion
la conciencia escribiendo su epitafio
la materia transformandose
el ego confesando su ego
los demonios viajando al inframundo
y el verdadero amor
esperando su resurrecion y reencarnacion.
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